Preparamos los corazones de mousse:
En primer lugar hidratamos las hojas de gelatina en agua fría unos 10 minutos.
Montamos la nata y reservamos en frío.
Batimos el queso cremoso con el azúcar con ayuda de unas varillas.
Derretimos el chocolate blanco con extremo cuidado (se quema más fácilmente que el chocolate negro) y atemperamos.
Calentamos la leche en un cazo al fuego o al microondas y antes de que hierva añadimos las hojas de gelatina bien escurridas, removemos hasta que la gelatina quede totalmente disuelta.
Ponemos en un bol grande el queso batido con el azúcar, incorporamos el chocolate blanco derretido, la leche con la gelatina disuelta aún caliente y removemos bien. Incorporamos la nata con ayuda de una lengua, con movimientos ascendentes y de forma que no baje el volumen.
Rellenamos nuestros moldes en forma de corazón con esta crema y dejamos que enfríe en la nevera al menos cuatro horas.
Preparamos de la mermelada de fresas:
Lavamos y picamos las fresas y las ponemos en la olla en la que vamos a elaborar la mermelada (mejor si es de acero inoxidable). Incorporamos el azúcar, la monda de manzana (muy bien lavada), el zumo de limón y mezclamos bien.
Dejamos reposar para que se vayan macerando las fresas con el azúcar al menos un par de horas.
Tras la maceración, llevamos la olla al fuego y esperamos a que hierva. Bajamos entonces el fuego y seguimos cocinando la mermelada unos veinte minutos aproximadamente sin dejar de remover. Puede que salga algo de espuma, que iremos retirando.
Pasado este tiempo podemos ir pensando en retirar la mermelada del fuego, dependiendo de la textura que queramos conseguir. Retiramos la monda de manzana y dejamos enfriar.
Desmoldamos con cuidado los corazones y cubrimos con la mermelada de fresa casera que debe estar bien fría.